Del 4 al 19 de junio, el Cine York de Olivos celebra la obra de Gus Van Sant, importante figura del cine independiente estadounidense.

Bajo el título Vecine Vecine | Cine York: Gus Van Sant”, el ciclo gratuito propone un recorrido por la filmografía del director, con funciones dobles todos los días a las 18 y 20:30 horas. La entrada es por orden de llegada y la propuesta incluye trece películas que trazan un mapa sensible, crudo y profundo del universo Van Sant.

Nacido en 1952 en Kentucky, Van Sant ha sabido construir una carrera marcada por la experimentación y la coherencia. Su cine se mueve entre el lirismo visual y la denuncia social, sin perder nunca de vista a sus personajes: jóvenes en los márgenes, personas queer, vagabundos y adictos. En sus primeras películas, como Mala noche o Mi Idaho privado, retrató con crudeza los deseos y las fragilidades de quienes viven al margen del sueño americano. Luego llegarían producciones más comerciales como Todo por un sueño o En busca del destino, sin que eso implique una renuncia a su sello autoral. Van Sant logra, como pocos, mantener una mirada íntima incluso en las grandes producciones, y lo hace con una sensibilidad capaz de atravesar épocas y generaciones.

El ciclo arranca con Mala noche, su ópera prima en blanco y negro rodada en 16 mm, una historia de deseo no correspondido entre un hombre gay y un inmigrante mexicano. Continúa con títulos clave como Drugstore Cowboy, sobre un grupo de drogadictos que asaltan farmacias en los años 70, y Even Cowgirls Get the Blues, una sátira feminista con ribetes surrealistas. No faltan los clásicos como Mi Idaho privado, con las inolvidables actuaciones de River Phoenix y Keanu Reeves, ni de las más contemporáneas como Gerry, Elephant o Last Days, inspirada en los últimos días de Kurt Cobain. También hay espacio para propuestas más luminosas como Descubriendo a Forrester, y éxitos internacionales como Good Will Hunting, que le valió a Matt Damon y Ben Affleck el Oscar al mejor guion original.

Cada película del ciclo es una oportunidad para adentrarse en la mirada única de Van Sant, en su forma de filmar los silencios, las ausencias, la belleza de lo efímero y lo imperfecto. Un homenaje del Cine York a un director que hizo de la marginalidad un territorio poético, y que sigue interpelando desde la pantalla con obras tan diversas como necesarias.