El film comienza en algún lugar del Río de la Plata en invierno. Dos amigos fuman un porro mientras hablan de la vida. En un complejo hotelero vacío, uno, el “Gordo” tiene un criadero de plantas de marihuana. El otro, a quien comúnmente llaman “el Perro”, está casado con dos pequeños hijos, trabaja como jardinero e intenta escribir un guión de cine que nunca termina. Ambos se llevarán una sorpresa cuando se crucen con un botín.
Por otra parte, está Antonio, un veterano inspector de policía recientemente separado, a quien sus superiores degradan enviándolo a Pueblo Grande -población de 370 personas- para hacerse cargo de la comisaría, con apenas dos agentes a su cargo.
Lo que pasará después es parte de esta tranquila comedia, escrita al estilo de las “budy movies” (películas de compañeros), con jóvenes e irreverentes que tratan de pasarla lo mejor posible haciendo lo menos que pueden. El fuerte está en los diálogos y situaciones, algunas demasiadas ridículas, pero siempre llevaderas.
Destaca la buena dirección de actores, el grupo de intérpretes - todos y cada uno de ellos en sus respectivos roles-, Juan Minujín como “el Perro” y un extraordinario trabajo de Adrián Navarro como el agente, corto de luces, Sosa.
“Los Últimos Románticos” es diversión garantizada.
Dirección: Gabriel Drak
Protagonistas: Juan Minujín, Néstor Guzzini, Ricardo Couto, Adrián Navarro.
Duración: 100 minutos
JUAN PABLO ROUSSEAUX - jpr@labutaca.com.ar | @jeanpaulcine